martes, 23 de enero de 2007

EL JUEGO INFANTIL

La naturaleza psicológica del juego infantil

El juego es una actividad donde el niño esta totalmente implicado, tanto en el aspecto cognitivo, psicosocial y afectivo.
El juego es consagrado como una actividad donde el sujeto piensa en todo momento y es consciente de que lo que está haciendo es libre y de que en cualquier momento puede cometer errores sin que nadie le enjuicie. Es por eso que el juego es un modo de expresión del niño.
En el juego el niño tiene que estar relajado psicológicamente hablando, debe de tener en mente que lo que haga no lo va a criticar nadie. Claro está, que lo principal es que se presente en el niño el deseo de jugar.
Los niños tienen gran facilidad para desarrollar el juego y para conseguir un escenario adecuado. En un contexto inseguro el niño no se desarrolla.
Aun existen ápices que apuntan a que existe cierta oposición entre el juego y el aprendizaje debido a las discrepancias entre padres y educadores sobre la utilización de tiempo de juego en escuelas.
Aparece en el niño la capacidad de utilizar objetos y de relacionarse con las personas con una total libertad de expresión. Entonces “se crea una tercera área o zona mental” es decir, dotar al sujeto de la capacidad de entender las situaciones “como si”.


Consejos para que jueguen felices

La variedad es la chispa de la vida. Si procuras que las actividades sean variadas, te resultará más fácil tener contentos a tus hijos. No sólo se juega con juguetes, también es posible divertirse con una salida al parque, una carrerita por el jardín, “ay8udando” a mamá y papá con un trabajo, con entretenimientos creativos de pinturas y plastilina o con los juegos de interpretación. No es necesario que el juego sea bullicioso y alborotador. Los ratos tranquilos pueden ser igualmente divertidos.

© Deja que tu hijo decida a qué jugar.
© Anima a tu hijo a que averigüe por sí mismo cómo se juega con cada juguete. Oriéntalo, pero deja que lo haga él. Así es como aprende.
© Dejaos ir. No os pongáis serios cuando juguéis. Haced el tonto, participad y disfrutad. Dejad que el niño dirija el juego.
© Cuando la lluvia os impida salir, y tus hijos y tú os sintáis atrapados, improvisa un juego. Constrúyeles un “refugio” o una “tienda de campaña” tirando una sábana y unas mantas viejas por encima de una mesa o un sofá.
© Deja que la imaginación de tu hijo se desborde. Los disfraces son estupendos para interpretar un papel. Dales a tus hijos tu ropa vieja para que se diviertan con ella.
© No obligues a tu hijo a jugar con un juguete pensados para niños de más edad. No servirá para acelerar su desarrollo y sólo conseguirás frustrarlo. En todos los juguetes se indica la edad recomendada no sólo por motivos de seguridad.
© No le compres juguetes caros que se puedan romper a un niño demasiado pequeño. Lo único que conseguirás es algo más por lo que preocuparte y otra razón para regañare, y terminarás echándole la culpa al niño cuando el juguete se rompa. Y eso no es justo. Obviamente un juguete caro no tiene por qué ser mejor. Piensa en lo bien que puede pasárselo un niño de 2 años con papel de regalo y unas cajas vacías
© Sal siempre que puedas. Los niños necesitan espacio para respirar, correr y deshacerse de la energía que les sobre. A ti tampoco te vendrá mal.